jueves, 15 de marzo de 2012

CONTRA LOS RECORTES EN EDUCACIÓN Y LA DEMAGOGIA PSEUDO-PROGRESISTA.




Yo me considero progresista porque creo en el progreso, en el cambio a mejor, en que la humanidad vaya conquistando cada vez más cotas en la dignidad de sus vidas y en el bienestar de sus familias y en la libertad de sus decisiones. Pero a la base de una vida digna, lo que sustenta el progreso de la sociedad, lo que permite tomar decisiones autónomas y pensar con libertad, aquello que abre nuestras mentes, que nos ofrece posibilidades para el futuro y nos hace más y mejores personas, eso tan preciado y muchas veces olvidado es la EDUCACIÓN. Recortar en educación es recortar en progreso, recortar en dignidad, recortar en libertad, recortar en humanidad. Relegar a nuestro pueblo a una educación de segunda es convertir a los ciudadanos en personas de segunda, en trabajadores de segunda, en ciudadanos de segunda... o de tercera.

El miércoles 29 de febrero han empezado los estudiantes a movilizarse contra los recortes educativos y en apoyo a aquellos estudiantes valencianos que fueron duramente reprimidos por la policía mientras se manifestaban por una mejora en sus condiciones educativas. Parece que esto no es más que el principio de un movimiento estudiantil que dará mucho que hablar en los meses venideros. Y yo me quiero sumar a esos estudiantes y animarlos a que luchen por su dignidad, por su libertad, en definitiva, por una educación de primera que les permita ser, el día de mañana, ciudadanos, personas y trabajadores de primera también.

Sin embargo, al mismo tiempo, y en tanto que soy profesor de Secundaria y que sufro los efectos de una educación defectuosa y en decadencia, me gustaría hacer un par de puntualizaciones a mis propios alumnos y a todo aquel que desee contemplar la actualidad educativa desde otro punto de vista.

Vaya por delante que cualquier recorte en educación es perjudicial. En educación como en sanidad o justicia no debería recortarse porque hacerlo supone siempre un recorte de derechos, de progreso y de prosperidad. Por tanto, invertir menos, reducir profesorado, limitar material, no renovar equipos o no dotar a los centros de la tecnología adecuada, etc. va en detrimento de la calidad educativa y merma las posibilidades que nuestros alumnos tienen de buscar un futuro mejor. Y estos son los recortes que ahora están sobre la mesa, porque no hay dinero, porque estamos en crisis, porque hemos malgastado y despilfarrado todos nosotros aquella abundancia (quizá ficticia) en la que nadábamos sólo unos años atrás. Y merece la pena luchar para que no se produzcan esos recortes, pero hay que hacerlo sin demagogia, sin lo que he dado en denominar demagogia pseudo-progresista. No vale decir que la educación se va al traste porque vaya a haber menor inversión económica. Y no vale, no porque no sea verdad, que lo es, sino porque la educación ya se ha ido en gran medida al traste antes de los actuales recortes.

Por supuesto que si todos estos recortes materiales y en recursos humanos pudiesen evitarse sería estupendo y yo apoyaré a quien lo intente.

Pero contra lo que hay que luchar con ahínco y sin desfallecer es contra los recortes educativos que vienen produciéndose desde mucho antes de la crisis económica y que han hecho que nuestros alumnos sean los peor preparados de la historia reciente de España y, por supuesto, de Europa. Un sistema educativo como la LOGSE que, provista de medios en abundancia, sin recortes materiales sino, muy al contrario, cargada de profesores de apoyo, ordenadores portátiles, libros de texto gratuitos, pabellones deportivos, pizarras digitales y un sinfín de cosas todas ellas útiles pero insuficientes, un sistema educativo como este, digo, ha conseguido a base de principios pedagógicos irreales y/o erróneos que se recorte en lo más importante, a saber, en conocimientos, en preparación, en esfuerzo, en competencias, en definitiva, en dignidad y libertad de nuestros alumnos. Alumnos que no saben pensar críticamente porque no tienen los conocimientos ni las herramientas intelectuales que les permitan hacerlo, que no saben expresarse por escrito con fluidez porque nunca han visto la necesidad de esforzarse para aprenderlo pues pasaban (y pasan) de curso automáticamente con todas las asignaturas suspensas... alumnos de este tipo hay muchos en nuestros centros. Y eso sí es tener recortada la educación.

Pues bien, esos que se autoproclaman progresistas, con las mejores de las intenciones (no lo niego), no han hecho sino estancar nuestro sistema educativo, disminuir las posibilidades de futuro de nuestros hijos, perpetuar la distancia entre las clases sociales impidiendo que los menos favorecidos adquieran la preparación necesaria para salir de su precariedad.

Los recortes empezaron hace ya muchos años, y ahora van a agravarse por la situación económica, pero no hagamos demagogias. Nuestro sistema educativo necesita dinero y medios humanos, pero aún más urgente es la recuperación de unos niveles de exigencia mínimos que nos saquen de los vagones de cola europeos. Ser progresista en educación no es sino defender que nuestros alumnos saquen el máximo partido de sus estudios, que estén preparados para el mundo laboral y académico, que sean investigadores, profesionales y docentes cualificados como los que más.

Dejémonos de partidismos excluyentes. Hay que luchar contra los recortes educativos, contra todos ellos y, principalmente, contra los que impiden a nuestros alumnos ser más personas, más dignos y más libres.


Manuel Calvo Jiménez.

Doctor en Filosofía.

Profesor de Secundaria.

miércoles, 7 de marzo de 2012

RECORTAR EN EDUCACIÓN


Todos los ciudadanos debemos estar contra los recortes en los servicios públicos, sobre todo en lo referente a los servicios públicos básicos y fundamentales como son la sanidad y la educación.
Pero ¿qué es RECORTAR?

En nuestra sociedad actual "recortar" sólo parece ser INVERTIR MENOS. A menos dinero, -se argumenta-, menos material, menos profesionales, menos centros educativos (u hospitales), menos calidad del servicio. Y tienen razón quienes así se expresan.

Pero "recortar" también es INVERTIR PEOR, porque cuando se gasta mucho dinero pero en cosas innecesarias o inútiles, el dinero no llega a donde debería llegar y, por tanto, también se obtiene menos calidad en el servicio público de que se trate.

Pues bien, esto es lo que ha venido sucediendo en la educación española, no desde que está el PP de Rajoy, sino desde que se implantó la LOGSE. Desde hace quince años o más nuestros alumnos han visto cómo su educación ha sido recortada año tras año, cómo sus conocimientos descendían en comparación con otros alumnos europeos o de la OCDE (como indica el informe PISA). Y eso sucedía mientras los alumnos que no aprendían pasaban (y siguen haciéndolo) de curso con todas las materias suspensas y aquellos otros de conductas "disrruptivas" (los que dan la lata, vamos) seguían impunes en las aulas campando libremente. Y también sucedian aquellos y estos recortes mientras se llenaban las aulas de ordenadores portátiles que se rompían al instante y que servían principalmente para entrar en el tuenti o chatear con amigos de otras clases, y mientras se instalaban pizarras electrónicas que los profesores no sabían manejar. Y los alumnos, sin saber más informática que antes (sólo, si acaso, ofimática vulgar que sabe hasta mi madre con sus sesenta y pico años y su buena voluntad) apenas si saben escribir correctamente y, por supuesto, nada de lectura comprensiva o escritura inteligible. (Espero que no lea esto ningún alumno LOGSE porque no entenderá qué significa la mayoría de los vocablos -¿vocablo?- quí utilizados).

Es cierto, ahora con los recortes económicos, nuestros ignorantes alumnos, además de no saber lo que podrían y deberían, tendrán que acostumbrarse a ser más compañeros (y compañeras) en las aulas, no podrán disponer de aulas TIC ni de, probablemente, calefacción en invierno y eso empeorará la educación notablemente. También será difícil sustituir a los profesores que estén de baja y, los que sigan trabajando, tendrán que hacerlo más horas y con menos sueldo. Y eso también contribuirá a hacer que todo vaya peor.

Por tanto, luchemos contra los recortes, contra todos los recortes y no nos olvidemos que, al final, lo que tenemos que conseguir es que nuestros alumnos aprendan, sean más doctos, más personas, mejores ciudadanos y disfruten de más posibilidades de futuro. Y digo yo que eso no es necesariamente tan caro como imaginamos. Un poquito de exigencia, un poquito de colaboración de los padres y la sociedad... y poco más. Eso sí, no nos sigan bajando los sueldos a los funcionarios, ¡por Dios! No sólo de ideas vive el hombre (ni el profesor, ni el médico) -incluyendo a las profesoras y médicas, como no podía ser de otra manera).

Si tengo la fortuna de que ABC publique un artículo relacionado con este tema, os lo haré saber. Besos amigos bloggeros.